Psicología evolutiva: la ciencia que me explicó por qué llevo barba

¿Qué me responderías si te pregunto por qué comen los perros? O ¿Por qué se aparean las aves? ¿Por qué los gatos tienen miedo a los pepinos? Seguramente me responderías que tienen un instinto por alimentarse, que hay un mecanismo biológico que los impulsa a ello, que el pepino les recuerda a una serpiente, que están “programados” para evitarlas, etc.

Bien, y ahora ¿Por qué comemos, nos enamoramos y tenemos (o al menos mucha gente tiene) miedo a las serpientes? Las respuestas parecen ser un poco más complejas en este caso, pero se vuelven claras y cristalinas cuando lo vemos desde el punto de vista de la psicología evolutiva.

La psicología evolutiva nos explica como nuestro cerebro ha desarrollado mecanismos para que nos adaptemos al medio y sobrevivamos, y así, tal como nos explicaba Darwin, aquellos individuos que tenían estos mecanismos que les impulsaban a alimentarse, a emparejarse o a huir de los peligros sobrevivían con más éxito, y por lo tanto traspasaban sus genes a la siguiente generación.

No se trata de una idea nueva, pues el mismo Darwin ya hipotetizaba sobre la existencia de estos mecanismos en su Origen de las Especies, aunque seguramente no llegó a imaginar que esa hipótesis podía engendrar toda una rama de la psicología con cuatro principios, de acuerdo a la Escuela de Santa Bárbara en 1980:

  • Pensamiento modular: Un mecanismo que nos hace salivar cuando olemos comida. Otro que nos da placer al ir al baño. Otro mecanismo nos provoca terror a las alturas. Nuestro cerebro tendría varios mecanismos que han evolucionado de forma independiente para diferentes estímulos y objetivos. Todos juntos dan lugar a nuestro comportamiento.
  • Universal: algunos de estos mecanismos han contribuido al éxito evolutivo de toda la especie humana y por lo tanto los podremos encontrar hoy en todos los individuos del mundo, independientemente de su lugar de orígen, ya que todos somos Homo sapiens. Cómo, por ejemplo, el deseo de tener hijos. Y en el caso de aquellas diferencias entre grupos, por ejemplo, entre sexos, estas diferencias también se tienen que encontrar en todas las culturas.
  • El Entorno de Evolución Adaptativa: esto se refiere al entorno en el que evoluciono la especie humana. Sabemos que la especie humana apareció en África, así que el hábitat natural donde evolucionó fué la sabana africana de hace unos 2,5 millones de años, cuando apareció el género Homo.
  • Gradualismo: Tal como he explicado, la psicología evolutiva se basa en que nuestro cerebro desarrolló todos sus mecanismos en un entorno natural hasta la aparición del humano moderno (Homo sapiens sapiens) y, desde entonces, hace 140.000 años, no ha tenido tiempo de sufrir cambios evolutivos considerables. Esto haría que, como afirman muchos psicólogos evolucionistas, tengamos cerebros paleolíticos dentro de cuerpos del siglo XXI, con todas las implicaciones que eso conlleva para nuestra sociedad y los problemas e inadaptaciones que provoca.

La psicología evolutiva es actualmente una herramienta que pretende tener uso clínico de diagnóstico. Descubrir los mecanismos que operan en nuestras mentes pueden ayudarnos a tratar enfermedades como las adicciones patológicas.

A mediados del siglo pasado se hicieron varios experimentos con ratas y otros animales que demostraron que existen unos centros del placer que tienen un origen evolutivo muy antiguo y que se pueden sobre estimular mediante el uso de drogas como la morfina. Esto cambio la típica pregunta que se hacían los psicólogos cuando se enfrentaban a las adicciones. La pregunta ya no era ¿Por qué hay gente que se droga? Si no ¿Por qué no nos drogamos todos todo el tiempo? Tal como les pasaba a las ratas, que morían de sobredosis cuando se las encerraba en una caja con acceso a la droga.

El experimento del Parque de las Ratas de finales de los 70 arrojó luz sobre la cuestión. Cuando las ratas fueron encerradas con acceso a la droga pero con acceso también a un “parque” de juegos y a interaccionar con otras ratas (y copular con ellas) ninguna de las ratas del experimento murió de sobredosis. La poderosa conclusión que extraemos de este experimento es que nuestra biología puede someternos al placer, pero podemos escapar de ello cuando explotamos el entorno y encontramos cosas que nos ofrezcan otros estímulos.

Los estudios de psicología evolutiva no se han parado ahí, sino que a lo largo de las últimas décadas nos ha ido revelando multitud de comportamientos innatos que tenemos escritos en nuestros genes. Como que enseñemos los dientes cuando estamos enfadados, porque es un claro símbolo de agresión en muchas especies. O que los hombres tengan mucha más libido y sean más promiscuos que las mujeres, porque estas tienen que cargar con el bebé, mientras que el hombre puede desentenderse, así que se lo piensan mucho más antes de escoger a un padre para sus hijos.

O que a las mujeres les gusten los hombres con barba, ya que la barba es un elemento de masculinidad producido por la testosterona. Incluso puede explicar que los hombres acosen a menudo a las mujeres en espacios de trabajo mientras que estas no suelen prosperar mucho en las cadenas de mando, pues los hombres tienen una libido muy alta, para reproducirse con muchas mujeres, y han evolucionado para ser mucho más competitivos para alcanzar la posición dominante, lo que los hace mejores en los negocios.

Imagino que estaréis patidifusos, y no es para menos ¿es que hay algo que la Psicología Evolutiva no pueda explicar?

Bueno… quedaos un rato más.

Cuando la Ciencia se flipa

Quizás enseñemos los dientes por algún mecanismo psicológico heredado de los mamíferos primitivos, y por supuesto tener ganas de comer nos ayuda a estar bien alimentados, pero la barba hípster se ha puesto de moda hará unos 10 años, y en algunos grupos humanos, como los orientales, el vello facial es mucho menor y se las apañan para ligar igual. Igualmente es discutible que las mujeres tengan la líbido más baja, pero esta claro que los hombres se han esforzado mucho por controlar la vida sexual de las mujeres para que sea así.

Y tampoco tendría que sorprender a nadie que los hombres prosperen más en entornos de trabajo diseñados por hombres y donde se valoran más los aspectos masculinos. Al fin y al cabo, en los entornos de trabajo construidos y manejados por mujeres, como la educación o el cuidado de los pequeños, es mucho más común ver a mujeres en puestos de responsabilidad.

Y lo de que los hombres estén programados para acosar es directamente una burrada o las mujeres no podrían salir por la calle.

Este estudio demuestra que la comida de nuestra pareja en la primera cita afecta a nuestras intenciones con ella. Gran parte fué realizado mediante escuestas a estudiantes universitarios y a parejas que salian de un restaurante. De UNA universidad. De UN restaurante. De UNA sola ciudad. Pero ¿no es bonito cuando tus conclusiones ya tienen hasta un dicho popular que las respalda? No olvideis que llos investigadores tienen encima grandes presiones para encontrar resultados concluyentes, o sus estudios no reciben la atención necesaria para conseguir financiación futura. Y en esta dinàmica de «pública o muere» cosas como estas son hasta esperables.

Este tipo de artículos, además, les encantan a los medios de comunicación más sensacionalistas, que se tiran como lobos encima del artículo de turno que dice que las mujeres prefieren a los hombres con tal o cual peinado o como la música nos ha ayudado a ligar, como si clamaran al unísono “¡por fin los científicos os ponéis a estudiar lo que importa: como pillar cacho!”. Este tipo de artículos suelen estar sacados de contexto, basados en evidencia científica pobre y sesgada y lo petan en Facebook. Nos encantan las respuestas simples a cuestiones complejas.

Gran parte de la psicología evolutiva se ha centrado precisamente en averiguar si hay diferencias entre los mecanismos psicológicos de los hombres y mujeres, intentando encontrar aquí el orígen de las desigualdades que se han venido dando entre los dos sexos. Si demostramos que hombres y mujeres possen de forma innata diferentes aptitudes, sesgos o intereses, esto podria explicar el orígen de muchisimos de los desequilibrios que vemos hoy en día en nuestras sociedades.

En 2002, un estudio quiso demostrar que las crías de monos verdes macho y hembra se sentían atraidos de forma diferente por juguetes masculinos (coches o camones con ruedas) y jueguetes femeninos (peluches). Y demostró que sí. No estoy de coña. Los machos jugaron mucho más con los coches, mientras que las hembras jugaban con todo tipo de juguetes, coches y peluches. Los investigadores saltaron de seguida a las conclusiones de que los machos estan más interesados en los objetos, mientras que las hembras se interesan más por los seres vivos. Aunque los resultados son solidos, el diablo está en los detalles, y las conclusiones siguen en debate. Al fin y al cabo, las hembras se interesaron por todo tipo de juguetes, y los juguetes con ruedas son algo completamente extraño al entorno de los primates salvajes. Este experimento ha sido replicado en otros primates y hasta en bebes, así que parece que las diferencias estan ahí.

Ante este determinismo de la psicología evolutiva, que intenta explicarlo todo con evolución y genética, la sociología, la antropología y la psicología social se echan las manos a la cabeza, pues afirman que nuestro comportamiento es principalmente un resultado de la cultura que nos rodea desde el momento en que nacemos.  Un niño empieza a hablar poco despues del año y medio de vida. Un tiempo muy breve, pero en el que ha estado sometidos a un bombardeo de palabras constante. Si en un año y medio y con los sentidos en desarrollo ya empieza a adquirir un idioma, ¿que puede haber adquirido de su entorno cultural cuando tenga 5, 10 o 20 años? Un preferencia por el rosa, en lugar de el azul, o aversión hacia ciertas comidas, o miedo a unos animales en lugar de a otros.

Por cierto, ¿recordáis lo que he dicho al principio de las serpientes? pues también es mentira. Los bebés de menos de un año no tienen miedo de las serpientes, pero aprenden rápidamente a tenerlo.

Sí, la mayoría de los hombres se sienten atraídos por un tipo de cuerpo de mujer con una proporción cintura-cadera determinada, pero las Tres Gracias de Rubens están muy lejos de esa media, y eran el paradigma de la belleza en el siglo XVII.

¿Acaso la psicología evolutiva es una pseudociencia entonces? Rotundamente no, pero si es una ciencia muy complicada de pilotar por varias razones.

Para empezar, uno de los principios que hemos enumerado antes habla de un entorno de evolución adaptativa, pero nadie puede estar seguro de como era ese entorno. Es más, los grupos humanos del paleolítico inferior eran diversos y se repartían por gran parte del continente africano. ¿Habéis mirado últimamente como de grande es África? Da para albergar varios ecosistemas diferentes, cada uno con presiones evolutivas diferentes. Algunos en donde fuera más importante la caza, en otros la recolección, etc.

Otro de los principios es la universalidad, pero la universalidad de un aspecto en toda la humanidad es algo increíblemente difícil de comprobar. Los sujetos de cualquier estudio deben incluir muestras de todas las etnias, edades, estrato social, religión, de ambos sexos y sin tener ningún otro grupo con el que compararlos, ya que somos la única especia de humanos que camina sobre la Tierra. Esto implica un coste brutal y una complejidad titánica que raramente se asume.

Muchos de los estudios de psicología evolutiva se realizan a golpe de encuesta a los participantes que se presenten voluntarios, que suelen ser miembros de las universidades, estudiantes o allegados, así que podeis imaginaros el enorme sesgo que esto implica. Pero ¡hey! Seguro que a estas alturas hemos recogido mucha información sobre lo que tienen la cabeza los veinteañeros de clase media, mayoritariamente caucásicos y que hacen uso esporádico de opiáceos.

Otros experimentos se realizan en grandes primates, por ser similares a nosotros, pero «similares» está muy lejos de significar «iguales» e incluso se pueden observar diferencias de comportamientos dentro de diferentes poblaciones de primates de la misma especie. Y eso cuando se hacen en primates, y no en otros animales. Y esto no quiere decir que se obtengan resultados incorrectos, pero si que tenemos que se muy cautos a la hora de aplicar las conclusiones al ser humano.

Por último, la psicología evolutiva asume, como hemos dicho antes, que nuestros cerebros son como los de un Homo de paleolítico, pero el cerebro ha demostrado ser un órgano increíblemente plástico, y no hay más que mirar la diversidad de estilos de vida a los que se puede adaptar para entender esto. Así que no está claro hasta que punto estamos atados por estos mecanismos biológicos.

La evolución solía ser cuestión de algunos miles de años y cientos de generaciones, pero ya no. Ahora la tendencias evolutivas cambian como si fueran la canción del verano.

Aún así, la cuestión no esta zanjada para nada, pues nuestra cultura sigue siendo un producto de nuestras mentes. ¿Acaso no prohíben todas las religiones el incesto? Cuando el incesto ha demostrado ser fatal para la supervivencia de los descendientes. Que se lo digan a Carlos II, el Hechizado. ¿O no gira gran parte de nuestra vida entorno a la reproducción y la familia? ¿Es la cultura parte de ese sofisticado mecanismo evolutivo que describe la psicología evolutiva?

El debate esta servido: por un lado, los psicologos evolutivos se esfuerzan en defender que hay mecanismos evolutivos operando en nuestro cerebro que nos han convertido en la especie que somos hoy en día, y a menudo apaecen estudios que identifican diferecias entre las mentes de hombres y mujeres. Algunos de ellos muy cuestionables, ciertamente, pero otros de ellos con datos bastante sólidos. Por otro lado, la sociedad occidental se encuentra en un momento histórico muy complicado para ir señalando diferencias entre ambos sexos, pues algunos creen que este es el primer paso para justificar los abusos que se cometen o acabar poniendo a unos por encima de otros. ¿Está justificado entonces el miedo a esta ciencia?

La falacia naturalista

En nuestro imaginario subyace la idea de que, si algo es natural, tiene que ser bueno o moralmente superior. Sólo quisiera recordaros que la cicuta es natural, la viruela es natural y extirparse el apéndice, lo siento, no. La falacia naturalista la habeis visto millones de veces en anuncios, es ataques a practicas «contranatura» como el aborto, la homosexualidad, el uso de anticonceptivos o de los vehículos motorizados. Ah no, que este último nos viene bien.

La cuestión es que los detractores de la psicología evolutiva caen en esta falacia, pues algunas posiciones más extremas acusan a esta ciencia de ser misógina, racista o directamente malvada cuando señala diferencias entre sexos o entre distintos grupos humanos. Por lo tanto niegan que exista cualquiera de estas diferencias a pesar de que comportamientos distintos entre machos y hembras estan demostrados en numerosas especies de animales de todo tipo, como si la evolución se parara mágicamente de cuello para arriba del Homo sapiens, tal como dice Gad Saad. Pero es que el hecho de describir estas diferencias no es una defensa de su uso para discriminar a nadie. Tambiés es facil observar que los hombres son, de media, fisicamente más fuertes que las mujeres, pero no por ello queda justificada la violencia contra la mujer.

Estos negacionistas de la psicologia evolutiva afirman, pues, que todas las desigualdades y todos los sesgos que hay entre los humanos estan producidos por la cultura. Que nacemos como una tabla rasa, y que poco a poco nos van inculcando todos estos comportamientos. Desde nuestro gusto por los espaguetis hasta nuestra preferencia por las mujeres o por los hombres, todo lo habríamos aprendido de nuestro entorno.

Como os imaginareis, esta afirmación tan extrema empieza a caer a la que la analizas un poco. Al fin y al cabo, muchos de los mecanismos psicológicos más elementales, como el hambre o el miedo, se encuentran en casi todos los animales, aunque no tengan cultura. Aún si la psicología evolutiva se pasa de la raya al enarbolar muchos de sus «descubrimientos», es innegable que nos ha revelado muchas cosas sobre nosotros mismos y aún nos puede revelar más. Y por supuesto, sus hallazgos no son «buenos» ni «malos» ni contienen moral alguna. Son solo pasos hacia la busqueda de la verdad, y será responsabilidad del resto de la sociedad como vaya a usar ese conocimiento.

Como veis, este no es un debate fácil, ni donde los bandos estén claros. He intentado haceros una introducción a la psicología evolutiva y a los problemas que orbitan alrededor de esta ciencia. A la guerra de donde reside nuestra humanidad, si en lo que somos o lo que hacemos. La batalla por reclamar el alma humana.

Fuentes:

Youtube:

Psichology in Seattle: Evolutionary Psychology is Crap https://www.youtube.com/watch?v=6XPgiTDxDmI&t=

Discussing Evolutionary Psychology with Professor Gad Saad https://www.youtube.com/watch?v=UgytiUCKebY&t=

Artículos:

Sex differences in response to children’s toys in nonhuman primates (Cercopithecus aethiops sabaeus) GM Alexander, M Hines – Evolution and Human Behavior, 2002

Studd, M.V., & Gattiker, U.E. (1991). The evolutionary psychology of sexual harassment in organizations. Etiology and Sociobiology, 12(4), 249-290.

 

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